sábado, 3 de mayo de 2008

United-Barcelona: El último funeral.


En muchas culturas se celebran los funerales en el sentido festivo de la palabra, no es el caso de la nuestra, católica y/o occidental. Pero el martes muchos sí celebramos de alguna manera el último funeral de este gran Barcelona, del Barcelona de Laporta y Rijkaard que nos ha dado tantos grandes momentos de fútbol.

Llegamos a Manchester, vía Londres, agotados, con sueño y cansancio; esperando llegar a la ciudad que iba ver morir al Barcelona y sentir esa mezcla de excitación, terror, tragedia, indignación, antesala de los grandes acontecimientos.

Nada de eso. Manchester fue la gran fiesta del barcelonismo. La última gran fiesta del proyecto de Laporta y Rijkaard. Llegamos por la tarde y fuimos directamente al centro de la ciudad para beber las Carlsberg de rigor, y al primero que encontramos fue al President, que aguantaba estoícamente las fotos con aficionados con los gritos de fondo: "Al loro!!!!", "Barça sí!! Laporta no!!". Pero en realidad la gente tenía ganas de fiesta y se reía de todo. El barcelonismo se fue de fiesta a Manchester.

Los primeros encuentros con aficionados del United se saldaron con cánticos de "Ruud Van Nistelrooy!!" por un lado y "Fernando Torres!! Liverpool!!" por el otro. Pero todo ello en medio del buen rollo entre aficiones.

Después llegamos a Old Trafford, el Theatre of Dreams. Espectacular estadio, muy parecido al Santiago Bernabéu en la estructura de sus gradas. La afición del Manchester United es posiblemente la más continental de las islas británicas, a pesar de ello Old Trafford rugiendo pone la piel de gallina.

Los jugadores del Barça no pudieron sentirse más arropados en el calentamiento. Muchos ya sólo teníamos un hilo de voz con el pitido inicial. Se coreó el nombre de Deco, Touré, Iniesta, Puyol ... etc. Y se jugó el partido. El Manchester no hizo el partido de su vida. El Barça le puso huevos al asunto, más que nunca. Aunque no tantos como su afición entregada que lo dejó todo en Old Trafford. Zambrotta falló y el combatiente Paul Scholes tuvo su "magic moment" como titulaban los diarios en Inglatera, reventó el balón y lo puso en la escuadra. Espectacular. No hubo machada. Se acabó el partido, se acabó el ciclo. La afición barcelonista ovacionó a lo grande al equipo, a la grande. A pesar de ello sólo se giraron para saludar Puyol y Bojan, estamos acostumbrados a ello. La afición del Manchester también nos aplaudió, bonito gesto y reconocimiento.

En fin, hasta la próxima, y Visca el Barça!!!