domingo, 24 de febrero de 2008

Change, we believe in

Miércoles. Sigue la Champions. Ilusión, pero también tensión. Los culés llevamos muchos, demasiados días de la presente temporada aferrándonos al orgullo de serlo. Pero futbolísticamente el equipo no ofrece suficiente regularidad. Objetivamente sigue siendo candidato a todo, incluso diría favorito viendo el lamentable nivel futbolístico del Real Madrid.

Creemos, no hacemos más que creer. A pesar del infausto recuerdo de la temporada pasada. ¿Cómo no vamos a creer en Leo Messi, en Víctor Valdés o en Carles Puyol? Este equipo reúne a las estrellas más rutilantes, llámense Ronaldinho o Thierry Henry, acompañadas de un sin fin de canteranos de calidad indiscutible. ¿Cómo no creer en ellos y en un hombre de clase y el nivel de Frank Rijkaard? Claro que creemos, seguimos creyendo en ellos. Creemos en un cambio. Creemos en un cambio que nos devuelva a la senda del Barcelona ideado por Frank Rijkaard y nos aleje del Barcelona que se deja dos puntos ridículos en San Mamés, del Barcelona que humilla a la Historia del club cayendo por segundo año consecutivo de manera lamentable en Getafe. Creemos en ellos, creemos en Frank. Porque en realidad nos han hecho grandes.

Pero esta vez va en serio. Después de no poder defender la corona europea en Anfield Road, este equipo tiene la obligación moral para con sus socios de salir victorioso del cruce ante el Celtic de Glasgow. Esperamos la mejor versión del mejor del mundo, Leo Messi. Esperamos al incombustible Deco. Esperamos un recital táctico-futbolístico de un genio llamado Yayá. ¿Por qué no esperar un buen Ronaldinho? Incluso esperamos un Henry parecido al del Arsenal.

Y así fue. El Barcelona dio un recital futbolístico memorable en el momento más necesario y salió ovacionado de Celtic Park. El fútbol combinativo de alta escuela volvió, como no podía ser de otra manera, en el feudo preferido de los azulgrana: Gran Bretaña. Gracias por darnos un respiro a los que no dejamos de sufrir, pero sobre todo de creer.

sábado, 23 de febrero de 2008

Vivan los románticos

Martes, mediados de febrero, vuelve la Champions, vuelve la ilusión, vuelve la piel de gallina con ese himno tan característico. De entrada un AC Roma – Real Madrid, buen plato futbolístico para estrenar los Octavos de final.

Leí en los días previos que la Roma no es mejor ni peor, simplemente única. Y tan única. Todos los que seguimos sus andanzas por el Calcio somos algo romanistas. La Roma es históricamente el equipo del pueblo italiano, pero a día de hoy es algo más, la Roma es el desafío al establishment, el desafío a los poderes fácticos de Milan, Juventus e Internazionale; el desafío al fútbol directo de la contención y la especulación. La Roma ha dejado de ser italiana para convertirse simplemente en romántica. Y Spalletti es el más romántico de todos, su increíble apuesta por un sistema que podría asemejarse a un 4-6-0 es lo más parecido a la Revolución, a una auténtica declaración de guerra con las armas del achique hacia delante y del fútbol combinativo más puro. Spalletti tiene algo de cruyffista aunque posiblemente se inspirara en Sacchi.

El fútbol en su origen también es romántico. Porque el Real Madrid ni jugó, ni juega, ni jugará a nada. Viven del acierto en las áreas, del error del contrario, de los malos planteamientos ajenos, del gran capitán Raúl que sigue siendo el mejor del mundo sin balón. Pero futbolísticamente el Madrid es pésimo, y no pienso comulgar con historias para no dormir sobre nuevas Galaxias por muchos Récords históricos de puntuación que revienten. Como si quieren hacer 120 puntos. Futbolísticamente son nefastos. Sí, si el fútbol es justo pasará la Roma.